El último trabajo de Aleix Saló es simplemente genial. En esta oportunidad nos habla sobre las diferencias entre disponer de una maquinaria del Estado grande o pequeña. Si es grande y lo controla todo, la maquinaria se vuelve improductiva y las empresas huyen al no tener espacio. Si es pequeña y permite aquello de la libre competencia, las empresas están encantadas al poder hacer y desahacer a su antojo. A todo esto hay que añadir la aparición del político de turno que querrá pillar cacho.